La cantidad de vinos al alcance tanto de clientes profesionales como particulares es muy elevada lo que por un lado permite democratizar su consumo, pero por otro puede dificultar la selección de los vinos más adecuados para tu local.
Cuando un profesional ofrece un catálogo de vinos a su cliente trata de satisfacer varias necesidades: que los vinos ofrecidos complementen la oferta y experiencia gastronómica y que, además, satisfaga distintos gustos para paladares cada vez más exigentes.
La clave está en ofrecer variedad en la selección y no caer en los tópicos, o al menos no exclusivamente, diferenciarte de la competencia te hará ganar clientes y aumentar tu ticket medio.
Por supuesto nos hemos basado los propios vinos de nuestra bodega, Cup de la Muntanya, aunque también hemos añadido ejemplos externos, podemos decir que no están todos los que son, pero sí son todos los que están.
¡Vamos a descubrirlos!
Espumosos: Champagne, Cava y Prosecco
- Recomendación: Champagne Brut, Cava Reserva, Prosecco DOCG
- Por qué: Los espumosos son ideales para abrir la experiencia gastronómica. Su acidez equilibrada y el “frescor” de sus burbujas limpian el paladar, lo que los hace perfectos para aperitivos y entradas ligeras como ostras, ensaladas o mariscos. Además, ayudan a dar un toque de celebración y sofisticación a cualquier ocasión.
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Blancos ligeros, frescos… ¡y secos!
- Recomendación: Albariño, Sauvignon Blanc, Chardonnay y… la gran desconocida, la Viognier.
- Por qué: Los vinos blancos ligeros y frescos son excelentes acompañantes para pescados, mariscos, ensaladas, y platos de cocina asiática. La acidez vibrante y las notas cítricas aportan frescura y resaltan los sabores de los alimentos. El Albariño, por ejemplo, marida bien con mariscos gracias a su mineralidad, mientras que el Sauvignon Blanc combina con platos a base de hierbas y vegetales. La Viognier sorprende por su originalidad en boca con 2..esa untuosa frescura y otorga ese toque exclusivo a tu carta.
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Blancos con cuerpo
- Recomendación: Chardonnay y Viognier envejecidos en barrica, Godello.
- Por qué: Estos vinos suelen tener más cuerpo y complejidad, con notas de frutas maduras, vainilla y un toque cremoso por la crianza en barrica. Son perfectos para platos más elaborados como carnes blancas, pescados grasos (como el salmón) y quesos suaves. Un vino Viognier envejecido en barrica puede resaltar los sabores de una salsa cremosa o un plato de pasta con trufa.
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Tintos JÓVENES
- Recomendación: Pinot Noir, Garnacha, Tempranillo joven, Cabernet Franc joven
- Por qué: Los tintos ligeros son versátiles y les encantan a quienes buscan un vino más suave, pero con personalidad. El Pinot Noir es conocido por su capacidad de acompañar carnes blancas, ave y platos con salsas no muy potentes gracias a su acidez equilibrada y taninos suaves. La Garnacha joven y el Tempranillo se adaptan bien a tapas, embutidos y platos de la cocina mediterránea o pasta. La Cabernet Franc es la madre de las uvas tintas y con ella se producen vinos tintos más sofisticados, incluso en los vinos jóvenes.
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Tintos con cuerpo
- Recomendación: Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc Crianza, Rioja Reserva, Syrah
- Por qué: Para platos más contundentes, como carnes rojas, cordero y guisos, los vinos tintos con cuerpo ofrecen taninos fuertes, notas de frutas oscuras y complejidad. Un Rioja Reserva puede ser perfecto para un entrecot o un estofado gracias a sus toques de madera, vainilla y especias. El Syrah, con sus matices de pimienta negra, aporta un perfil perfecto para carnes a la parrilla. Un vino Cabernet Franc crianza, envejecido en barrica combina su aroma de fruta madura, especias y pimienta a la perfección con platos complejos y sabrosos, pero también incluso con aperitivos con quesos potentes gracias a su punto más sofisticado.
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Vinos rosados
- Recomendación: Rosado de Provenza, Garnacha rosada, Moscatel rosado.
- Por qué: Los rosados están ganando popularidad por su versatilidad y frescura. Funcionan bien tanto en verano como en invierno y pueden maridar con platos variados como ensaladas, sushi, pastas y comidas picantes. Un rosado seco de Provenza puede ser la opción perfecta para quienes buscan un vino refrescante sin la acidez de un blanco y un Moscatel Rosado ser el punto original que nadie esperaba encontrar.
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Vinos dulces y fortificados
- Recomendación: Moscato d’Asti (o moscatel de aguja), Pedro Ximénez, Oporto, Fondillón
- Por qué: No pueden faltar en la carta opciones dulces para el final de la comida. Los vinos de postre y fortificados son ideales para acompañar quesos azules, postres de chocolate y frutas. Un Pedro Ximénez tiene la densidad y dulzura perfectas para un postre de chocolate negro, mientras que un Moscato, o nuestro mediteráneo “moscatel de aguja” puede complementar frutas frescas y tartas.
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Genial con las variedades pero…
¿Qué hacemos con la procedencia y originalidad de los vinos?
Es esencial conocer la procedencia del vino que vas a ofrecer a tu cliente, la trazabilidad de la uva, las características del terreno donde están plantadas las viñas… pero hemos de huir de los populismos, sí, también en el mundo del vino.
Seamos claros, la mayoría de las veces que un cliente pide los tradicionales Rioja, Rivera… es porque quiere “garantizarse” el éxito quizá debido a su desconocimiento en otras opciones. Por supuesto que hay que tener magníficos vinos de esas denominaciones en carta, pero un cliente agradecerá siempre que cuando le recomiendes tanto denominaciones distintas a las que esperaba oír como esos vinos originales, siempre que el vino sea de calidad, eso por supuesto. Apostar en tu carta o catálogo además por vinos que se elaboran cerca de tu territorio siempre es sinónimo de responsabilidad sobre tu entorno.
Ahí vamos con unos consejos sobre esos vinos originales o con matices distintos a los tradicionales que harán dar un salto de calidad a tu carta o catálogo de vinos:
Vinos de microbodegas
Añadir vinos de microbodegas a la carta de restaurantes y tiendas especializadas es una apuesta por la calidad, la sostenibilidad y la diferenciación, ofreciendo productos auténticos que generan valor añadido tanto para los negocios como para los consumidores.
A continuación, desde Cup de la Munatanya, os contamos algunas de ellas.
- Diversidad y exclusividad: Los vinos de microbodegas suelen ser producciones limitadas y artesanales que ofrecen una experiencia única. A diferencia de las grandes bodegas, que tienden a la estandarización, las microbodegas destacan por su variedad y autenticidad, reflejando el terroir y las técnicas tradicionales. Esta exclusividad se traduce en una oferta diferenciada que puede atraer a clientes que buscan nuevas experiencias y sabores únicos.
- Calidad y autenticidad: La producción a pequeña escala permite un mayor control de calidad y una atención más detallada en cada etapa del proceso. Además, las microbodegas suelen apostar por métodos de cultivo sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, como la agroecología y la viticultura biodinámica. Esto se traduce en vinos más naturales, saludables y con características organolépticas que difícilmente se encuentran en producciones masivas.
- Apoyo a la economía local y sostenible: Integrar vinos de microbodegas en la oferta de un restaurante o tienda contribuye a fortalecer la economía local y el desarrollo rural. Estas pequeñas bodegas ayudan a fijar población en zonas rurales, apoyan la producción sostenible y preservan la biodiversidad agrícola mediante la recuperación de variedades locales. Además, fomentan el relevo generacional en la viticultura, ofreciendo oportunidades para jóvenes productores.
- Experiencia sensorial y cultural: Los vinos de microbodegas no solo son bebidas, sino que representan historias, tradiciones y territorios. Consumir estos vinos es disfrutar de una experiencia sensorial que conecta al cliente con la tierra y la cultura de la región de origen. Esta narrativa emocional enriquece la oferta gastronómica y permite que restaurantes y tiendas especializadas ofrezcan más que un simple producto, sino una experiencia completa que atrae a consumidores curiosos y entusiastas del vino.
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Vinos naturales
Incluir vinos naturales en la oferta de restaurantes y tiendas especializadas es una estrategia que no solo diversifica la carta, sino que también promueve un modelo de producción sostenible y auténtico. Estos vinos ofrecen una conexión más profunda con el territorio y sus productores, permitiendo a los consumidores disfrutar de una experiencia sensorial completa y de alta calidad.
A continuación os comentamos algunos de los motivos por los que en Cup de la Muntanya pensamos que os van a venir genial en vuestra carta o catálogo ¡y por qué nosotros mismos hemos apostado por ellos!
- Autenticidad y conexión con el territorio: Los vinos naturales se elaboran con mínima o nula intervención, lo que significa que reflejan de forma auténtica el terroir, las variedades de uva y las condiciones climáticas del viñedo. Esto crea una experiencia genuina para el consumidor, quien puede disfrutar de un vino que realmente embotella el paisaje y la tierra de donde proviene. Esta conexión con el territorio es un valor añadido que no se encuentra en vinos más industriales y homogéneos.
- Sostenibilidad y respeto al medio ambiente: La producción de vinos naturales suele seguir principios de agricultura sostenible, como el uso de prácticas biodinámicas o agroecológicas. Estas técnicas promueven la biodiversidad, la recuperación de la salud del suelo y la autosuficiencia del viñedo, reduciendo la necesidad de químicos y protegiendo el ecosistema local. Al apoyar estos productos, los restaurantes y tiendas fomentan un modelo de producción más respetuoso con el medio ambiente, alineado con las tendencias actuales hacia el consumo responsable.
- Calidad y diferenciación: Los vinos naturales no solo se destacan por sus características organolépticas únicas, sino también por su calidad. La producción a pequeña escala y la atención meticulosa a cada detalle del proceso permiten obtener vinos que expresan mejor las particularidades de cada añada y variedad. Esta autenticidad y diversidad representan una alternativa atractiva para los consumidores que buscan algo diferente y especial.
- Atractivo para consumidores informados y curiosos: Existe una creciente tendencia hacia el consumo de productos naturales y menos procesados, incluyendo el vino. Los consumidores están cada vez más interesados en productos que les brinden experiencias sensoriales auténticas y que estén elaborados de manera ética. Los vinos naturales responden a esta demanda, ofreciendo una narrativa que va más allá del sabor, incluyendo aspectos culturales, históricos y medioambientales.
- Valor añadido y exclusividad: Los vinos naturales, al ser producciones limitadas y cuidadas, se perciben como productos exclusivos. Esto les otorga un valor añadido que puede justificar un precio superior en comparación con otros vinos. Además, ofrecer vinos naturales en restaurantes y tiendas especializadas permite a estos establecimientos diferenciarse en el mercado, atrayendo a un nicho de consumidores que buscan calidad y autenticidad.